sábado, 23 de agosto de 2008

“Es preferible que mi familia tenga la certeza de un cadáver que la incertidumbre de un secuestro”

Pinchao, Intendente de la Policía Nacional que se escapo de la
guerrilla colombiana después de mas de seis años de secuestro. Mayo 2007


Esta frase desgarradora pone a la luz de los ojos del mundo el momento critico y de agonía que estamos viviendo.
¿Qué hubiese respondido Jesús a esta frase? ¿Cómo nos hubiera hablado?

Es evidente que de haber entendido todos sus palabras “igualdad para todos” esto no estaría pasando.

En la entrevista al policía Pinchao, declara como se aferra a la lectura de la Biblia para hacer que su corazón retome un nuevo aire, se llene de esperanzas y pueda salir con vida de tal castigo inhumano. La sagrada escritura lo salvo, su fe lo salvo, de pronto no era digno de que Jesús entrara en su casa, pero vive ahora para contarlo. El, con su lectura profunda, toco el manto del Señor y somos nosotros ahora los que preguntamos ¿Quién nos ha tocado?

Es claro que nuestro país sufre, y es necesario que se tomen medidas para lograr detener el sufrimiento. ¿Cómo pactar con los opresores? Jesús no pacto con los opresores, generó armonía con los suyos, de tal manera que lo conminó a profesar el evangelio como alternativa de solución. El hecho de la palabra cobro vida.

Colombia debe iniciar hechos de vida. El acuerdo humanitario, el intercambio de presos por secuestrados puede se una alternativa de resurrección para nuestro pueblo. Es un ejemplo de perdón y flexibilidad frente al dolor de nuestros co-pobladores de nuestra tierra. ¿Acaso no lo hizo Jesús con el centurión? ¿Por qué entonces no hacemos lo que el Intendente Pinchao, que se aferro en vida a las sagradas escrituras y vio en ellas la luz de fe que, de manera sagrada, lo tiene entre nosotros para dar testimonio de lo que sufrio y sufren los otros secuestrados?

Leer sobre la vida de Jesús, no es simplemente analizar las intenciones de quienes dieron fe de sus actos, es un acto mas trascendente, es el poder ver en ellas un camino de solución a nuestro dolor actual, a nuestra agonía humana, a estos tiempos de crisis.

Leer a Jesucristo es caminar por el sendero de un paradigma de vida y solución a nuestro calvario.

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