sábado, 23 de agosto de 2008

EN DIFERENCIA CON LA INDIFERENCIA.

El peor pecado hacia nuestros semejantes no es odiarlos,
sino tratarlos con indiferencia; esto es la esencia de la humanidad
William Shakespeare


“Uno cree que no le va a pasar nunca y por eso no le interesa o no se preocupa” es la frase que siempre se oye con frecuencia en las entrevistas a personas que pasan por las consecuencias de un secuestro o un atentado terrorista. Son inevitables las noticias violentas en el mundo y particularmente en Colombia.

¿Qué esta pasando con la humanidad? ¿Qué sucede con la sociedad actual? ¿Qué pasa con nuestro país? Son interrogantes complejos de resolver así como complejo el comportamiento perverso del ser humano donde parece estar la explicación a estos.

Solo se cree cuando se vive en carne propia, solo se hace parte del problema cuando se está en el problema y el comportamiento más común es el de la vista gorda, es el de la indiferencia. ¿Por qué a mi? ¿Qué estoy pagando? ¿Qué hice Señor para merecer esto? Para responderlos es necesario mirar alrededor e iniciar toda una investigación sociológica que permita dar una imagen clara del momento en que nos encontramos como sociedad-familia, familia-individuo y sociedad-Individuo.

La falta de sentido de pertenencia a una sociedad y la ausencia del sentimiento de cooperación llevan a pensar que “...las personas son incapaces de reconocerse en sí mismas en sociedad y la sociedad en las personas, porque están alienadas unas de otras y de la totalidad. Sus relaciones sociales cosificadas se les aparecen como “cosas en si”...”[1]. Se llega a pensar que estamos en sociedad, rodeados de individuos que “sirven unos a otros” pero que a la hora de la verdad se piensa sólo en unidad familiar y hasta la existencia sólo del individuo. Es nuestro sentimiento de solipsismo, estamos solos en este universo y nada ni nadie nos afecta.

Nuestra mentalidad de transformadores del mundo que nos rodea, del pensamiento glocal para actual global es precario y en muchos casos no existe. Si no me afecta, no es mi problema. La toma de conciencia en este aspecto es una situación que radica en la formación del individuo, en sus costumbres arraigadas desde la su historia. Pero mientras las escuelas y universidades comprometidas con el ser en sociedad preparan y acompañan a seres humanos con una mentalidad de los nuevos relevos, ¿que hacer con los gestores de violencia, con los ignorantes campesinos llamados guerrilleros y todas sus consecuencias actuales?

Esta guerra colombiana lleva ya 40 años desde su origen como oposición al mandato del general Rojas Pinilla encaradas como guerrillas liberales y luego como repúblicas independientes siendo la de Manuel Marulanda en Marquetalia la que logra fortalecerse con el tiempo. En su transcurso surgen otros frentes al margen de la ley como el M-19 aparece como reacción al supuesto fraude electoral de Misael Pastrana, el ELN, EPL y el movimiento Quintín Lame con un carácter marxista y nacionalista. Se desvirtúan en sus principios y filosofía, acudiendo al narcotráfico y secuestro para sostenerse a nivel económico y político además de la oposición que nace a su grupo Movimiento Unión Patriótica como alternativa a su lucha armada; generando así consecuencias devastadoras a nivel social, político y religioso en nuestro país y en el mundo. Inicia una etapa de secuestros de carácter político que mueve la conciencia de los ciudadanos. Algunos inician la creación de grupos armados para repelerlos: las autodefensas, que finalmente terminan financiadas con narcotráfico y argumentando su lucha desde las masacres, guerra y deterioro social. De esta manera, la sociedad y el mundo inicia el rechazo hacia su lucha armada dando origen al fin de la indiferencia y el actuar del individuo social. Es así como este grupo revolucionario muestra su poderío armamentista, su inteligencia de milicia, su fortaleza apoyada desde diferentes ONGs, su manejo estratégico de la selva, entre otros y acude a las tomas guerrilleras de las bases militares, el secuestro de dirigentes políticos importantes, a la negación del cese de hostilidades, al uso del engaño en las conversaciones e intercambios humanitarios, al asesinato de policías y militares y deja en la impronta de los colombianos el sentimiento del secuestro, la masacre, la violencia social, el desplazamiento de campesinos en fin, la muerte.

Poco a poco los colombianos nos vamos acostumbrando a estas noticias diarias. Se habla de Colombia en el exterior y se referenciaba la coca, ahora es la coca y el secuestro. Estamos considerados como país violento, de alto riesgo con respecto al turismo.

En síntesis, este grupo insurgente se fortalece en uso del secuestro y la muerte para lograr sus objetivos. Poco a poco la lista de secuestrados se alarga. Es increíble la cifra de secuestrados en Colombia y desaparecidos. Aún más increíble la historia de años de secuestro y la frialdad de ellos al confirmar la muerte de sus víctimas en circunstancias inexplicables. Este grupo revolucionario es un grupo de carniceros, desalmados e insensibles que perdieron su horizonte revolucionario hace mucho tiempo, que perdieron sus ideologías de movimiento de oposición política. Lo más increíble de esto que es que actualmente son apoyados por grupos y organizaciones en otros países así como también algunos dirigentes estatales de naciones como Venezuela, Ecuador y Nicaragua.

Saturados de todo esto, los colombianos iniciamos la toma de conciencia, la perdida del miedo y nos llenamos de valor para decir en público que estamos en contra de sus actos. Nos reunimos para realizar marchas, reunir firmas, nos movilizamos en grandes masas para generar impacto local y global. Otros países nos escuchan, nos apoyan e inician la ardua tarea de bloquear las diferentes líneas de acción de los grupos insurgentes. Poco a poco el grupo se debilita, de manera gradual van encontrando oposición mundial y sus fortalezas se esfuman.

Mantienen como, alternativa de resistencia, a las victimas largos periodos de tiempo secuestrados, hasta el punto de que sus familiares y allegados piensan que han muerto. Inicia la carrera de la espera de muestras de supervivencia, en contraste con la normalidad de la vida donde la mejor muestra de supervivencia de
un ser humano es la libertad y ponemos nuestras esperanzas en videos, cartas, fotos, prendas de vestir, rescates a fuego, fugas y en ultima instancia esperar que lleguen los restos del ser querido. El secuestro se pone de moda, otros grupos insurgentes lo imitan y hasta lo hacen en nombre de este grupo que por la presión social ahora son llamados terroristas.

Paralelo a esto o hasta en convergencia, los dirigentes políticos se ven enlodados con dineros calientes en campañas, muertes, corrupción y hasta secuestros. El pueblo ve como sus elegidos son deshonestos, un acto más que se suma a toda esta situación.

El pueblo colombiano resiste, tolera y hasta permite que su clase dirigente siga delinquiendo debido a sus intereses individuales y no colectivos. La ignorancia del de muchos, el volver a creer, el problema de que olvidamos fácilmente, la politiquería, la corrupción y la mediocridad hacen parte de nuestras ideas, se han ido arraigando poco a poco en nuestro sistema neuronal, hasta el punto de convertirnos en partícipes de este deterioro social. Nuestro nivel de irracionalidad esta permitiendo que esta situación no cambie. La debilidad de carácter, la ausencia de participación, la poca mentalidad critica, la falta de compromiso social, el anti-ciudadano, son actitudes cuya extinción es de carácter urgente en nuestra sociedad.

Nuestra generación, es un colectivo en deterioro, que se ha formado en medio del sufrimiento social. Basta con buscar en nuestras raíces y poder concluir que somos el resultado de un lastre genético, de una malformación cognitiva, de una desesperanza, de un no saber para donde ir.

Hoy por hoy debemos poner la mirada en la juventud que nos reemplaza, en los jóvenes de mentalidad de cambio social. Mentalidad que se logra en esencia desde el fortalecimiento de principios en el sujeto, la familia, la escuela y la so-ciudad. Salvar nuestra juventud, sacarla de los superficial, adentrarla en lo espiritual, en la búsqueda de lo esencial, de lo real es tarea de todos, y aún más difícil en este “environment” social en que estamos.

[1] Theodore Adorno 1967-1968 http://books.google.com.co/books?id=qL7Ih6BKoy4C&pg=PA182&lpg=PA182&dq=ossowski&source=web&ots=aPzxc7YIkZ&sig=X4sHVswuvmzQlqY6rMmGYuxfx1U&hl=es&sa=X&oi=book_result&resnum=8&ct=result#PPA184,M1

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